La historia de Kida

Kida también es una zarigüeya (Didelphis albiventris) que fue encontrada de cachorra llena de barro, totalmente mojada y fría, debido a que su mamá fue atacada por perros. 

Ella fue la única que sobrevivió de sus hermanos, pero con daños permanentes: perdió un ojo, su pata trasera resulto lastimada, y desarrollo una infección respiratoria. Además consecuencia de las medicaciones administradas, y de una dieta no equilibrada quedo con una displasia de cadera y falta de desarrollo. Kida hoy en día es cuidada por nuestra voluntaria Mariana, ella es estudiante avanzada de Medicina veterinaria, y le brinda todos los cuidados necesarios. 

Es un animal en resguardo permanente y no liberable. Para que Kida pueda sobrellevar una vida adecuada en cautiverio Mari tuvo que modificar su casa, criar insectos (zophobas, cucarachas y tenebrios), crear un programa diario de enriquecimiento ambiental, también tener varios juegos extra de sabanas, porque las zarigüeyas trepan por todos lados, y hacen sus necesidades por todos lados también. Ningún animal silvestre se puede educar como un perro o un gato para que aprenda donde hacer sus necesidades, o que no está bien subirse a un lugar x. Muchas veces desarrollan comportamientos agresivos y no pueden ser reprendidos por eso, ya que es parte de su naturaleza. Ella nos cuenta que tener un animal silvestre en cautiverio es una gran responsabilidad y que también conlleva un gran sacrifico, y es por eso que la persona que lo tenga en resguardo debe ser profesional en la temática. 

Tener animales silvestres es ilegal en Argentina (según la Ley 22.421), por ende para tener en resguardo a Kida ella tuvo que hacer los papeles correspondientes, que la habilitan (y responsabilizan) de su correcto cuidado y salud. Nuestra ONG y nuestros voluntarios no solo rescatan, rehabilitan y liberan (en la medida de lo posible) animales silvestres. Ya que nuestro compromiso es para con todos los animales. Debido a esto suelen llegarnos animales de compañía no convencionales, como es el caso de Max.